"Yo no he muerto en México" (novela)

miércoles, 6 de junio de 2018


ANTICIPADO CIERRE VERANIEGO

Importantes exigencias profesionales obligan a cerrar este blog hasta después del verano. Sea por vanidad o por humildad, lo cierto es que prefiero no escribir a escribir precipitadamente y sin tiempo para pensar forma y contenidos. De todos modos, es una decisión muy frustrante, porque el ritmo de la actualidad incita adictivamente a emitir opiniones. Apenas estaba pensando en una entrada sarcástica sobre el asunto del chalé de la pareja real podemita y la revitalización del concepto "aburguesamiento", cuando se han producido la inverosímil victoria de Pedro Sánchez y la acelerada caída de Mariano Rajoy. No negaré que el triunfo de Sánchez solo me satisface desde un punto de vista onomástico; aparte de eso, todo apunta a un remake zapateril. Pero los que hemos subestimado muchas veces -por sustrato anticapitalista, sobre todo- las ventajas de la democracia parlamentaria occidental debemos ahora reconocer los espacios tácticos que permite, capaces de generar importantes modificaciones ejecutivas. La lección es especialmente valiosa para el independentismo catalán, empeñado en hablar de franquismo y baja calidad democrática en la España de hoy para alimentar su victimismo. Pero compárese la salud parlamentaria de hoy en España con la de Cataluña el 6 y el 7 de septiembre pasados.
Aparte de esos temas, me hubiera gustado dedicar algunas líneas a reflexionar sobre dos países queridos que viven situaciones complejas: Nicaragua, donde la pareja presidencial Ortega-Murillo está mostrando su peor cara, y México, país en el que las próximas elecciones apuntan a la victoria de un candidato, López Obrador, al que solo se puede elogiar diciendo que es el menos malo (y tampoco es seguro).
 Habrá tiempo para hablar de todos esos temas más adelante. O eso espero. Mientras tanto, salud (y república, pero no de cualquier manera).

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