VUELVO AL CAMPO DE JUEGO
Afortunadamente, parece que el tema
catalán ha superado un primer momento crítico (aunque seguramente habrá más en
el futuro), y eso me permite regresar aquí a cuestiones no tan inquietantes y desde
luego más felices, al menos para mí.
El próximo 20 de octubre sale a la
venta mi nueva novela, La vida póstuma. Vuelvo, por tanto, al campo de juego, es
decir, al campo literario. Y, como sabe cualquiera que esté en el gremio, nada
es fácil hoy para un escritor salvo la autopublicación. Es cierto que he
perdido la posición que tuve una vez (¡yo, que participé en el congreso fundacional
de la “generación Nocilla” en 2007 en Sevilla! ¡Yo, que fui entrevistado por
Juan Cruz en El país junto a otros
escritores jóvenes y, ejem, prometedores!) pero lo importante es que estoy de
nuevo en la lucha. Con los nervios propios del túnel de vestuarios minutos
antes de empezar el partido. Y con la excitación adictiva que da ese miedo
específico ante la reacción imprevisible de los lectores (por pocos que sean).
No sé si a alguien le interesará,
pero un día de estos haré un experimento en este blog: me objetivaré a mí mismo y contaré
cómo elegí mis opciones en lo que llamaría Bourdieu “el espacio de los posibles”,
descartando autoficciones, intertextualidades abusivas, guerras civiles,
detectives carismáticos y amores en lugares exóticos o remotos. Habrá que ver
si he acertado con esa elección y recupero posiciones (qué socioliterario
suena). Pase lo que pase, lo iré contando por aquí. Incluso si no pasa nada
relevante, cosa que tampoco habría que descartar, viendo cómo está la
hipercompetencia de hoy.
Con permiso de la editorial, aquí
está un anticipo de la novela. Ya sólo me queda apelar a la piedad de los lectores. Sobre todo pienso en mi madre,
que es mi lectora más implacable (ríete tú de Ignacio Echevarría en sus tiempos
de killer, o del mexicano Christopher
Domínguez Michael).