CONTRA VISCONTI

No pretendo que este blog se
convierta en escaparate de novedades, en parte por pereza de consumidor harto
de cambiar de móvil y en parte por rigor selectivo de paja y grano
estético. Pero en este caso la excepción es obligada. Mi hermano J. Jorge
Sánchez ha publicado, finalmente, su quinto poemario. Teniendo en cuenta su
marginalidad -voluntaria- con respecto a las estrategias habituales de muchos
poetas (cacería de premios, adhesión a capillas literarias, etc.), me parece
que esa tenacidad tiene mérito objetivo y ya conforma ni más ni menos que una
trayectoria. Todo ello en un ámbito, además, extremadamente profuso y escaso de
brújula como es el de la poesía actual.
Después de, entre otros retos, enfrentarse al problema
del Mal en Del Tercer Reich y después de la poesía densa
y antilírica de Bajo la lluvia, llega este nuevo libro, de título
inesperado que sin duda propone un ajuste de cuentas con la educación
sentimental-ideológica de una generación.
Pero no sólo Visconti es objeto
poético de un volumen deliberadamente heterogéneo: el lector, obligado a un
primer instante de perplejidad, encontrará una nueva combinatoria en
la que Espriu, Auden o Kavafis coexisten con Michael Jordan, Ikea o Anatomía
de Grey, y también con Mao o Radovan Karadzic. Es, desde luego, más
que una poesía de la "experiencia cultural" o del posmodernismo inane
y anglófilo, como demuestra el epílogo, una reflexión en prosa sobre lo
postpoético que, en absoluto se parece a lo que Fernández Mallo y otros pudieran
definir con el mismo nombre, y que a buen seguro suscitará cierta incomodidad
entre los idólatras de una poeticidad sagrada e invulnerable.
En realidad, se trata de una
ampliación de la poética con que se inicia el libro: "Toda materia es
objeto de materia poética. / Ninguna forma es sujeto de la forma poética",
que resume perfectamente la opción, no exenta de riesgos, por la que mi hermano
lleva muchos años apostando. Una opción que prioriza las posibilidades
reflexivas del poema sobre cualquier, digamos, incitación de los
significantes o cualquier hermetismo visionario e inaccesible.
No sé si nuestro modelo han de ser
los Goytisolo o las Brontë; sea como sea, no quiero que mi entusiasmo perjudique de alguna forma al libro, por lo que me limitaré a recomendarlo a todos aquellos que
no están interesados en la poesía del tipo "tú me llamas, amor, yo
cojo un taxi" (búsquese en Google). Y a desearle al autor la mejor de las suertes.
Nepotismo ilustrado dirían algunos...
ResponderEliminarUn abrazo Pablo.
¡Los Sánchez siguen adelante!
EliminarGracias por la recomendación!
ResponderEliminar"tú me llamas amor, yo cojo un taxi"...cómo seguía?
No lo recuerdo... Una vez intenté aprenderlo de memoria, quién sabe por qué motivo. Cosas absurdas que uno hace en la vida.
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