MÁS DE LO MISMO (PERO PARA SER JUSTOS)
En mi última entrada critiqué la incorporación del intelectual mexicano
Enrique Krauze a la lucha propagandística contra Pablo Iglesias y Podemos que
están llevando a cabo, con escaso disimulo y menor elegancia, varios medios de
comunicación españoles. Uno de mis argumentos fue que Krauze, como tantos
otros, ve la inminencia del apocalipsis populista en España y es sin embargo
indulgente con otros contextos políticos objetivamente más vulnerables hoy,
como es el caso de México.
La falta de ponderación que imponen la rapidez y la brevedad de los
nuevos medios tecnológicos de comunicación puede atrofiar el debate intelectual
y no quiero, en la medida de lo que supone este humilde foro, caer en las tan
abundantes y groseras simplificaciones de cualquier opinante de la red (o de la
prensa) propenso a la caricatura y la descalificación sólo para conseguir
seguidores y likes, y así subir su
ego tecnocultural. Por eso, después de dudarlo, he roto mi promesa privado
de sólo publicar los domingos y he decidido añadir una última nota sobre el
tema.
No lo ha hecho, desde luego, para rebatirme a mí, pero lo cierto es que
Krauze acaba de publicar esta misma semana un artículo en Letras libres
diagnosticando la situación actual de México de un modo bastante diferente al
de, pongamos, Fernando del Paso en el discurso del premio Cervantes. El balance no ofrece, en principio, nada nuevo: en mi opinión, Krauze sigue siendo
indulgente con la precaria democracia del país y con la mayoría de su clase
política dominante, y mantiene la dosis habitual de injustificado optimismo
liberal, a partir de la idea de que el fin de la dictadura perfecta priísta en
2000 abrió el camino irreversible y ascendente de la democratización. Pasa por
alto muchísimos aspectos, desde las polémicas elecciones de 2006 hasta la evidencia
insoportable de la pobreza ya endémica y rutinaria de millones de habitantes. Pero
el artículo, y esto me parece lo más importante, es un análisis largo y no
precipitado, y posee un cierto equilibrio a la hora de reconocer y confrontar problemas;
un equilibrio del que, desde luego, carecía su análisis sobre Iglesias. Por eso
creo que es honesto por mi parte ofrecer su lectura desde aquí para que el
discurso ajeno no quede comprimido ni manipulado, como tan a menudo se hace
hoy, y para que sea viable, para cualquier lector, la confrontación abierta de
posiciones; así evito –creo- hablar de Krauze como él habla de Iglesias, y, por
tanto, evito incurrir en un error simétrico al suyo.
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ResponderEliminarEnrique Krause vino al Tec de Puebla hace un año. A darnos una conferencia. El auditorio estaba abarrotado de "jóvenes Tec”. Los que quisieran podían hacerle una pregunta, que se metía en una urna. Él las iba sacando y contestando para hacer de la conferencia un intento de “conversatorio”.
ResponderEliminarCraso error (no pude evitar la tentación de la paronomasia con Krause). No vino ni a dar una conferencia ni a conversar. Vino a dar lecciones a los jóvenes sobre la banalidad de su cultura digital y del movimiento 132. Nos contó que no valía la pena la revolución y que deberíamos honrar las instituciones mexicanas que tanto les había costado construir a héroes de la patria como él.
Estoy inflando el tono, claro, pero en realidad me pareció un tipo poco entrañable, a diferencia de otros líderes conservadores. Que alguien así eche mierda sobre Pablo Iglesias me confirma que, a pesar de todas mis suspicacias, algo estará haciendo bien el coletas y sus colegas.
Nunca he visto a Krauze en persona, pero no me sorprende nada de lo que cuentas. El suyo es un perfil bastante típico.
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